Matt Reeves por fin está listo para soltar al nuevo Caballero de la Noche en el mundo. Este nuevo Batman es diferente a cualquier otro que hayamos visto anteriormente, tiene un nuevo estilo visual, que pasa el 90% de la película de noche, y el 10% restante se trata de amaneceres y atardeceres, la trama está enriquecida con personalidad y carácter.
Un filme que cambió en repetidas ocasiones sus conceptos, a lo largo de los años en los que estuvo en producción. Dura casi 3 horas recorriendo la vieja y conocida Ciudad Gótica, que está cubierta por oscuridad, violencia y crimen, y está empezando a lidiar con su el recién llegado vigilante. Para los que no están empapados en la cultura de las películas de los cómics, les tengo que comentar que no está conectada con ninguna otra película de la franquicia, así que no es ninguna secuela o precuela de ninguna otra película de Batman en lo absoluto.
Si nos ponemos a comparar, ese tipo de historias son típicas de los cómics, es increíble lo mucho que hemos avanzado en ese género del cine.
Reeves tuvo que lidiar con una nueva forma de presentar a Batman después de que varios cineastas han aportado su propio estilo al personaje, desde Joel Schumacher hasta Zack Snyder, al igual que los actores que han usado la capa.
Después de la tan comentada salida de Ben Affleck del DCEU, se tuvo que comenzar desde cero, con un nuevo camino, sin centrarse en los orígenes, al fin y al cabo, hemos visto morir a los Wayne más veces de las necesarias, ese camino muestra el segundo año de servicio de Batman, donde sus acciones aún están llenas de ira por la muerte de sus padres y no está consiguiendo los efectos esperados. Además de que la ciudad lo ve como un obstáculo en lugar de una solución.
Con la ayuda del coguionista Peter Craig, Reeves profundiza más en la angustia, los resentimientos y el narcisismo de Bruce Wayne, además de explorar la ciudad y las personas que viven en ella, personajes como Selina Kyle interpretada por Zoe Kravitz hace un increíble trabajo con un arco que rivaliza con el de Batman y en algunas opiniones incluso resalta más que el mismo protagonista; Oswald Cobblepot interpretado por Colin Farrell desarrolla un personaje de una manera que no pensé que fuera posible; Jim Gordon interpretado por Jeffrey Wright quien crea a un personaje que lleva todo el peso del mundo en sus hombros ya que la violencia está sobrepasando la capacidad policíaca y se da cuenta de que el vigilante enmascarado es el único que está haciendo algo que podría llevar a una solución.
Ellos todavía no son Gatúbela, el Pingüino ni el Comisionado respectivamente, de una manera que se siente orgánico, ya que sus historias todavía no han sido contadas, confiando en que los espectadores sepan de alguna manera u otra, quienes serán.
Se tienen reconocidos personajes y villanos de la galería de Batman, pero no obtenemos ninguna historia de origen, lo que genera que el mundo se sienta mas establecido, más coherente, ayuda al espectador a sentir que la Ciudad Gótica lleva existiendo mucho tiempo más de lo que Batman lleva de vigilante, debido a los problemas que se han generado.
El Batimóvil se siente espactacular, realmente no es mas que un Muscle Car con una turbina adaptada en la cajuela, pero en esencia eso es el porque se siente genial, cuando ese motor enciende y ese sonido te pega en medio del pecho, simplemente estás adentro de una de las mejores persecuciones en la historia del cine, o al menos, es la mejor que ha existido en una película de Batman. Es rápida, es emocionante, no se ve que tuviera exceso de CGI, y de hecho podría jurar que todos los efectos relacionados al coche, se hicieron con efectos prácticos.
La narración del filme raya en lo magistral, explorando varios temas del material de origen, Batman: Año 2 de 1990. Todo bajo el género detectivesco con tendencias marcadas de cine noir que brilla por su emoción e inteligencia.
La filmación fue llevada a cabo por Greig Fraser, a quien podemos recordar de una cinta que causo mucho revuelo el año pasado, Dune, quien nos brinda una mirada a una Ciudad Gótica que está llena de nostalgias, adornada en una paleta de colores dorados, brumosos con una posible simbolización de un infierno plasmado en la pantalla sobre los techos de Ciudad Gótica, las calles, como cualquier ciudad están empapadas de gente transitando, mostrando la marcada diferencia social.
Estas tomas tienen una marcada influencia de cintas de los 70s como Chinatown y Taxidriver sorprendiendo a la audiencia gratamente, sin embargo tiene mas parecido con Blade Runner de Ridley Scott tal vez debido a la lluvia, la caza, el cuestionamiento aislado del verdadero yo,. Todo ésto acompañado por las partituras del gran Michael Giacchino quien provoca sensaciones viscerales que hierven a fuego lento durante toda la película.
Todo el elenco es ejemplar, la interpretación apasionada y melancólica de Robert Pattinson como Batman, Zoe Kravitz, Collin Farrell, Jeffrey Wright, John Turturro, Peter Sarsgaard y Andy Serkis, brindan un acompañamiento estelar.
Pero hablando de actuaciones, El Acertijo interpretado por Paul Dano es quien los dejará impresionados; no es el Acertijo de Jim Carrey en spandex verde, ésta versión es delirante, aterrador pero controlado y seductor, un retrato asombroso, muy seguramente muchos compararán éste villano con el Joker de Heath Ledger, pero sería mejor que los dejemos coexistir sin necesidad alguna de comparación.
En el lado negativo de las cosas, el último acto, es un poco extenso y el ritmo decae ligeramente, al grado de hacerlo sentir menos cohesivo a los dos actos antecesores. Y la actuación de Robert Pattinson es buena como Batman, pero no se encuentra una distinción entre Batman y Bruce Wayne, cuando debería de existir al menos 3 personas, el Bruce Wayne normal, que se encuentra cuando está a solas con Alfred, el Bruce Wayne jet set que se crea en situaciones públicas y Batman; en ésta película, no hay una marcada diferencia de éstas personalidades, y puede ser una decisión forzada, ya que Bruce Wayne todavía está descifrando muchas cosas y lidiando con sus problemas de ira, sin embargo vale la pena mencionarlo.
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