Casi 3 años han pasado desde la última vez que vimos a Nadia en Russian Doll, dejándonos con ganas de saber más sobre, bueno, pues sobre todo.
Los viajes en el tiempo, los bucles temporales, las líneas teporales alternas siempre son terreno fértil para cautivar a cualquier tipo de espectador, pero pocas han tenido una formación tan sincera como en la primera temporada de Russian Doll, la cual nos agarró por sorpresa en Netflix.
Natasha Lyonne regresa como Nadia, en la segunda temporada de Russian Doll, con un nuevo conflicto existencial, ya no está atrapada en ciclo que termina con su muerte una y otra vez, ahora termina viajando al pasado, a los años ochentas para ser precisos, con la finalidad de entender mejor la vida y los conflictos de personas allegadas a ella.
Los viajes temporales están en un surrealismo máximo durante ésta segunda temporada, el conflicto que se presenta ahora es aún más bizarro de lo que paso la temporada anterior, incluso la misma protagonista tiene que seguir explicando el final
Los primeros episodios rinden una especie de tributo a la serie Quantum Leap, con la diferencia de que los acontecimientos tienen que ver con los saltos en el tiempo que con lo que sucede una vez llegando. También se encuentra una referencia al gato de Schrödinger.
El encanto de Russian Doll es que Nadia es muy inteligente y al mismo tiempo muy torpe, por algún motivo no deja de brindarnos muchas referencias culturales y juegos de palabras como arma de confrontación.
Las aventuras de Nadia terminan juntándose con las de Alan, interpretado por Charlie Barnett, que tiene su propio conflicto temporal, aunque su perspectiva puede ser más responsable, no vamos a entrar en detalles, por que eso parte de la diversión, incluso si hay momentos de confusión donde no sabes quien es quien, realmente la trama gira en torno a ellos y nos obliga a estar completamente atentos, ya que no hay más personajes.
Bien se podría decir que ésta temporada está menos centrada que la antecesora, abarcando diferentes historias sin que todas sean igual de relevantes, y el hecho de que los eventos nos confunda de la misma manera que a Nadia genera cierta gracia e identificación con el personaje.
Tarde que temprano llegar la moraleja que pretende dejarnos con una reflexión importante sobre la existencia y la vida misma, aunque sea a manera de alegoría, dejándonos la duda si lo que acabamos de ver realmente sucedió o no.
Todo ésto ocurre acompañado de uno de las mejores bandas sonoras que hayamos tenido en una serie de Netflix, y eso es bastante, las canciones encuentran su momento perfecto para entrar y apoyar la narrativa del momento.
Hablando de narrativa, la fotografía genera prácticamente todo el surrealismo que es teorizado en el diálogo y en el guión, bueno uso de los espejos, de los acercamientos, con plataformas móviles que estan ingeniosamente colocadas, particularmente en los dos últimos episodios.
Cuando las cosas se vuelven realmente más locas, tenemos la sospecha de que estamos viendo Cube 2: Hypercube y eso lo digo como un cumplido. Viajando desde un ambiente urbano hasta una realidad mágica de lo más alocado, dejando una comezón mental que no se puede rascar.
En cuanto a la actuación, se nota claramente que Natasha se encuentra en su ambiente, y es entendible, porque ella también está a cargo del guión. El trabajo de Charlie es genial como Charlie manteniéndose constante por toda la temporada.
Elizabeth Alsey, interpretando a Ruth, es claramente más importante que en la primera temporada además de que le agrega una capa extra de complejidad que es un personaje más importante y complejo en esta nueva temporada. Completamente necesario, por que si tenemos que conocer a Nadia, pero tambien hay que entender como se relaciona con las personas a su alrededor.
Contando con solamente siete episodios de 30 minutos cada uno, se trata de aprovechar espacio disponible, así que se siente una miniserie densa, llena de información y conflictos, pero que se puede digerir en un maratón de fin de semana sin ningún problema.
Russian Doll nos vuelve a cautivar siendo original, carismática, . ha vuelto a convencer como una de las apuestas más originales y carismáticas que están disponibles en Netflix en la actualidad, y aunque es más dispersa que la primera parte, también se arriesga más, aunque eso siempre suele pasar con los viajes temporales, cualquier cosa puede pasar.
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