War Pony

 

War Pony, es el debut del director Riley Keough en colaboración con Gina Gammell, en un largometraje poco lento pero que está embellecido enormemente por la fotografía de David Gallego y la edición de Eduardo Serrano junto con Affonso Gonçalves, que nos atrapa por las observaciones de los pequeños triunfos de la vida. 

La colaboración duro un poco más de un año, pero también puede ser considerado como un experimentos en cuanto al método narrativo, tratando de honrar en vez de explotar el tema. Ganando de ésta forma la Camera D'Or, premio que es otorgado a las mejores películas de directores debutantes, en el Festival de Cine de Cannes.

Los escritores Franklin Sioux Bob y Bill Reddy, nos brindan una historia sobre la veneración a la comunidad armonizada con la mayoría de edad, utilizando una narrativa entrelazada formando un arco más grande e importante sobre los habitantes de una reserva India llamada Pine Ridge, ubicada en Dakota del Sur.

La historia nos ubica en la época contemporánea en EE.UU. y aquí un poco de información previa; la versión de la creación de la vida de la tribu Oglala Lakota, que es una de las siete sub tribus de Lakota que junto con los Dakota crean la Gran Nación Sioux, que comienza como muchas historias de orígen, entes en confrontación, el planeta en proceso de creación, y esos entes sacan a los humanos de sus hogares ubicados en la parte subterránea, y todo ésto sucede antes de que el creador haya concluido su trabajo. 

Los primeros habitantes terminan convirtiéndose en bisontes, con la misión de guiar a los humanos que les seguirán conforme se vaya poblando la Tierra, representando alimento, sobrevivencia y sociedad.

Con esa información de trasfondo en nuestra mente ahora podemos conocer a Bill, interpretado por Jojo Bapteise Whiting, un joven Oglala Lakota de más de 20 años con un trabajo que le da para vivir al día, siempre sufriendo para llegar al fin del mes, y Matho, interpretado por Ladainian Crazy Thunder, un preadolescente de 12 años en busca de la aprobación de su padre. 

Bill se encuentra pensando en varias formas para ganar un poco más de dinero, después de que se entera de lo que vale el perrito perdido que regresó a su dueño, Bill quiere se criador, así que compra al perro, está emocionado porque para él, y solamente para él, su plan será exitoso. Bill es padre de dos hijos, la madre del primero está en la cárcel y la madre del segundo está enojada con él, estando consciente que el dinero no resuelve los problemas, pero sí los convertirá en más llevaderos. En medio de su sueño, él ve un bisonte, pero antes de que le dé cualquier tipo de sentido ya ha desaparecido. 

Matho tiene sus planes para hacerse de dinero pero por otros motivos, él está empecinado en tener una identidad super masculina, lo que le ha generado ser un tanto arrogante. Siempre está caminando por el pueblo perpetrando pequeños robos, el gran plan consta en tomar la metanfetamina de su papá y vendérselo a los adictos de la zona.

War Pony entra con confianza a las historias de Bill y Matho, con transiciones fluidas, la cámara sigue a Matho y en una tienda de conveniencia solo para abandonarlo por Bill, revelando la reglas que rige Pine Ridge, son una cultura de ayuda mutua aunque parezca una sociedad de urgencia, todos saben de todos aunque no se conozcan entre sí, cuando un miembro mayor de la comunidad ve a Matho robando en la tienda, paga sus dulces antes de que el dueño se enoje.

Bill se encuentra con Echo, interpretada por Jesse Schmockel, pareja y madre de su segundo hijo. Él trata de contarle de la idea de los cachorros, pero ella solo quiere saber por que no está más seguido con ella, Bill busca en la cara de Echo, ¿estás enojada conmigo?, por lo que ella sale de la tienda, Bill tiene una cualidad de perrito, es muy amable y leal.

Bill se encuentra con Tim, interpretado por Sprague Hollander, el dueño de la granja de pavos, cuando tiene un neumático averiado, pidiendole a Bill que lo llevé para ir por ayuda, ahí se da cuenta de que Tim viaja con un menor de la reserva, aprovechando la información. A cambio de su discreción, Tim le da trabajo a Bill en su casa y en la fábrica.

Mientras tanto Matho ya se encuentra en problemas, puesto que su padre, interpretado por Franklin Sioux Bob, ya se dio cuenta de que le han robado sus drogas, lo que lleva a un intercambio bastante tenso, por decir lo menos, en un arranque de furia, corre a Matho de la casa, ahora el deberá valerse por si mismo, se queda con unos amigos antes de terminar en el hogar de reserva con otros niños huérfanos.

La tensión aumenta a medida que Bill y Matho terminan en situaciones más complicadas de las que habían pensado, y maniobran hábilmente para salir de los conflictos, cosas con robadas, gente es golpeada, lugares son incendiados. Regalándole a la audiencia tomas nítidas y fascinantes de los paisajes de Pine Ridge. Mientras que las visitas de los bisontes son cada vez más frecuentes, como si trataran de comunicar algo.

Hay ciertos momentos en que War Pony aburre, pero es a causa de tener demasiadas escenas de relleno, en especial los refuerzos visuales sobre cómo la cultura nativa es tratada por los blancos, aunque no restan valor a la historia central, pequeños baches en un viaje que tiene esfuerzo y colaboración. Ofrece un fiel retrato de la vida cotidiana de los pueblos indígenas en EE.UU. marcada por violencia, genocidio y robo de tierras, los Oglala Lakota, fueron afectados por la colonización y enfrentan el desafío de recuperarse de esos daños mientras continúan viviendo en el sistema que no se los permite. Reflejando esa realidad en la tierna historia, junto con otros temas de relevancia social como las adicciones, la separación alimentaria, el comportamiento corporativo y la invisibilidad y explotación que enfrentan las niñas indígenas.

Las historias de Bill y Matho realmente se conectan bien hasta el tercer acto, aunque realmente si parece una sola pieza, dando los ritmos más emocionantes de la película. Ambos actores son nuevos talentos y es divertido ver como se mueven en un mundo trazado con tanta precisión, no deja de inspirar fuertes reacciones, incluso con momento predecibles, encontrando algo no solo auténtico, sino realmente original.