The Apprentice es una película de 2024 dirigida por Ali Abbasi quien sigue el guion de Gabriel Sherman.
El reparto incluye a:
- Sebastian Stan como Donald Trump
- Jeremy Strong como Roy Cohn
- Maria Bakalova como Ivana Trump
- Martin Donovan como Fred Trump
- Ben Sullivan como Russell Eldridge
- Mark Rendall como Daniel Sullivan
- Joe Pingue como Anthony Salerno
La película ahonda en el pacto fáustico entre un ansioso aprendiz y su mefistofélico maestro, explorando el abandono de la moral, la ética y la empatía convencionales. Aunque algunos elementos son ficticios, el guion se apega a los hechos conocidos, lo que hace que algunos espectadores se cuestionen el propósito de una película que no ofrece nuevas perspectivas. El público de esta ópera prima en inglés del cineasta Abbasi sigue siendo un misterio, ya que aún no se ha cerrado un acuerdo de distribución en Estados Unidos. Los liberales pueden verla como un relato escalofriante de la creación de un monstruo, mientras que los partidarios de MAGA podrían malinterpretarla como un respaldo al instinto asesino de su líder. Puede que la postura política de la película no esté muy clara, pero en la era de Trump, la verdad es maleable y las percepciones pueden manipularse fácilmente.
La película no solo profundiza en el personaje de Donald J Trump y su mentor Roy Cohn, sino que también explora el tema más amplio de la corrupción del espíritu estadounidense. Partiendo de la turbulenta era Nixon, caracterizada por la amargura y el escepticismo, hasta la administración Reagan y el auge de la codicia corporativa, la película retrata una época en la que se glorificaba el concepto de ganador mientras se despreciaba al perdedor. La lección clave de Trump y de Cohn va más allá, dividiendo el mundo en asesinos y perdedores.
El guion se centra en Trump durante su época de teniente trabajando para el imperio inmobiliario de su padre. Fred Trump, retratado de forma intimidatoria, aparece cobrando el alquiler a inquilinos que le desprecian a él y a su política. El negocio familiar se enfrenta a una demanda de derechos civiles por violar la Ley de Vivienda Justa debido a las prácticas discriminatorias contra los inquilinos negros. Fred exclama a la defensiva: ¿Cómo voy a ser racista si tengo un chófer negro?.
Donald está decidido a salir de la sombra de su padre. La película comienza con él caminando por Manhattan, recordando a Tony Manero en Fiebre de sábado por la noche, durante un periodo de alta criminalidad y agitación financiera. Su objetivo es transformar el ruinoso Hotel Commodore, cerca de Grand Central Station, en una urbanización de lujo.
Fred Trump se muestra poco afectuoso con Donald, favoreciendo a su primogénito Freddy, que trabaja como piloto de aviación. Donald aprovecha la oportunidad de ganarse la aprobación de su padre tras conocer a Cohn en el exclusivo club nocturno de los setenta, Le Club. En una cómica escena, intenta impresionar a su cita con la selecta clientela del club, solo para ser interrogado sobre su obsesión por el estatus antes de que ella se excuse para refrescarse.
Cohn está furioso porque alguien se atreva a dictar a quién puede alquilar Fred Trump. Recurre a utilizar información incriminatoria sobre un fiscal de distrito para que se desestime el caso. De este modo, el padre de Donald se quita de encima a las autoridades federales y le allana el camino para conseguir inversores para el proyecto Commodore. Gracias a la manipulación de Cohn, se organiza una reunión que desemboca en una asociación estratégica con Hyatt.
El abogado, que se enorgulleció de enviar a los Rosenberg a la silla eléctrica y desempeñó un papel importante en la caza de brujas de McCarthy, tiene un porte escalofriante, un charlatán de mirada penetrante y una intensidad casi de otro mundo. Destaca hábilmente la hipocresía de un embaucador sin remordimientos que afirma hipócritamente una lealtad inquebrantable a la verdad, la justicia y el modo de vida americano. Sherman se asegura de que entendamos cómo su alianza dio forma a todo el libro de jugadas de Trump.
En cierto modo, es de esperar que cuando Cohn explica inicialmente sus tres reglas fundamentales, Trump luego se las atribuya como su propio mantra:
1. Atacar implacablemente.
2. Nunca admitas nada. Niégalo todo.
3. Siempre reclamar la victoria y nunca reconocer la derrota.
En las primeras escenas, Stan muestra conciencia moral, pero esas preocupaciones se desvanecen rápidamente una vez que Donald es testigo del poder de las tácticas intimidatorias de Cohn. A medida que Donald observa el éxito de Cohn, su mirada se endurece, reflejando su pelo perfectamente peinado, mientras empieza a moldearse a sí mismo basándose en las enseñanzas de Cohn.
Hay una inteligente ironía en cómo Trump hace deliberadamente la vista gorda ante el comportamiento indulgente del abogado, mientras Russell, el novio no oficial de Roy, le lanza una mirada escéptica. Cohn lanza sin esfuerzo insultos homófobos mientras niega su propia homosexualidad, mostrando un bufé de doble moral. La lealtad de Trump se revela frágil cuando el SIDA ataca tanto a Russell y a Roy.
El distanciamiento gradual de Donald Trump con Roy Cohn puede atribuirse al hecho de que el alumno ha superado al maestro, desoyendo a menudo sus consejos. A pesar de interpretar a un personaje odioso, Strong consigue sacar momentos de patetismo en la caída de Cohn.
La decisión de Donald de casarse con Ivana Zelnickova en contra del consejo de Roy es un claro ejemplo de su tendencia a ignorar la prudencia. Ivana muestra una aguda comprensión de los defectos de su marido, a la vez que destellos de simpatía. Sin embargo, el matrimonio se desmorona a medida que Donald pierde interés, en parte debido a la perspicacia de Ivana para los negocios, que él encuentra poco atractiva. Además, su infidelidad y su falta de vergüenza contribuyen al deterioro de su relación.
El trato que Trump dispensa a las mujeres se desprende de su deteriorada relación con Ivana, y un incidente concreto que sin duda provocará la ira de los partidarios del expresidente refuerza aún más las numerosas acusaciones de conducta sexual inapropiada contra él.
Además, a medida que Trump se siente más cómodo evadiendo impuestos, desatendiendo contratos impagados y empleando métodos dudosos para expandir su imperio empresarial, también le da la vuelta a la tortilla con su padre, menospreciando al mismo hombre que una vez le intimidó. Su ego inflado y su comportamiento arrogante implican que ya no cree estar en deuda con nadie.
Hay quien puede argumentar que la interpretación de Stan del personaje central es demasiado simpática, pero el actor realmente sobresale en su papel, yendo más allá de la mera suplantación para captar la esencia del hombre. En este estudio del personaje de una figura pública a la que a menudo se parodia, Stan ofrece una perspectiva más matizada de lo que le mueve.
Los momentos más reveladores de la película son cuando Donald se muestra distante ante una tragedia familiar que podría haber evitado de haber sido más compasivo, así como su exhibición privada de dolor, negándose a mostrar vulnerabilidad incluso ante sus más allegados, es el endurecimiento gradual de su carácter lo que realmente define su interpretación, la mirada severa, el gesto hosco y la mera presencia física que impone. Stan deja claro que estos aspectos forman parte tanto de la interpretación de Trump como de la suya propia.
Abbasi y el director de fotografía Kasper Tuxon dan a la película una textura granulada que recuerda los setenta y ochenta, mientras que los créditos principales en amarillo neón evocan instantáneamente la televisión de época. Con una meticulosa atención al detalle, el diseño de producción de Aleks Marinkovich da vida a la época, haciendo especial hincapié en la vulgar ostentación de los dominios de Trump una vez que alcanza el éxito. El vestuario de Laura Montgomery se mueve con maestría entre lo caro y lo elegante, añadiendo autenticidad a la época.
Algunos pueden ver como un golpe bajo representar a Trump sometiéndose a una liposucción y a un trasplante de pelo con detalles gráficos durante un momento sombrío para alguien cercano a él.
Sin embargo, esta desconexión del sufrimiento de los demás es un aspecto crucial del retrato que se pinta. Lo que la película de Abbasi revela en última instancia es hasta qué punto la toxicidad que impregna la realidad contemporánea fue moldeada por la alianza entre estos dos hombres hace medio siglo.
En cuanto a estreno comercial, no hay fecha definida, ya que no hay distribuidor en el continente americano, de hecho ni siquiera hay un trailer oficial.
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